No pretendo hacer un análisis sociológico, ni político, ni intelectual de lo que es el pensamiento libertario y el de Reich, porque otros mejor que yo lo han hecho ya. Os recuerdo, por ejemplo, los artículos que en serie se han ido publicando en nuestra revista “Energía, Carácter y Sociedad” y que fue escribiendo en su día mi colega José F. Alemany, con el título “Wilhelm Reich y el anarquismo”. Esta pretende ser una charla muy personal, pues lo que voy a decir está dentro del marco subjetivo y, por tanto, será una lectura propia que he hecho de la obra de Reich desde mi perspectiva libertaria, en cuanto que no creo que haya un pensamiento libertario único pues eso es precisamente lo que lo hace tan particular. Hay modelos, formas, interpretaciones y sobre todo, un espíritu, sobre el cual Kropotkin afirmaba en uno de sus libros que “el espíritu libertario es aquello que está en la esencia de lo humano”.
Realmente es de esta manera como yo lo contemplo. Es decir, que aquello que caracterizaría lo humano podría definir conceptualmente la forma de concebir la vida y la existencia libertaria. El contenido vivencial de la charla viene dado porque yo conocí a Reich sintiéndome afectado por el espíritu libertario que vivimos en la España de los últimos años del franquismo y los comienzos de la Transición, que invadía la Universidad y otras esferas de la sociedad, y que chocaba bastante con lo que aparentemente era el espíritu “oficial alternativo” al franquismo, basado en una visión más estructurada, burocratizada y, mantenida en aspectos pactados. Pacto que llevó a una transición democrática, basada en el voto, pero que rompió y anuló gran parte de las esperanzas y de las expectativas que muchos españoles-as teníamos. Algunos-as de ellas, con muchos años de experiencia política, vieron rotas sus ilusiones cayendo en una cierta resignación, en cuanto que todo parecía estar pactado y realizado. Tal vez se perdió la oportunidad de dar paso a una mayor participación social y un cambio del estado de cosas que podría haber sido más radical, reflejando lo que había en el espíritu de mucha gente.
Mi conocimiento de Reich sucedió en ese momento social, militando dentro del movimiento libertario, influido por el “Mayo francés”, los movimientos comunales, los comienzos del ecologismo y la pasión por la revolución y el cambio de valores y de vida cotidiana que se palpaba en el espíritu de la gente. Estudiando Psicología tuve que pasar una temporada en la prisión de Valencia (“La Modelo”) acusado de pertenecer a un “grupo libertario armado y subversivo”. Allí, hasta mi liberación como consecuencia de la amnistía general, tuve la oportunidad de leer tranquilamente la obra de Reich que conocía de referencia por las lecturas de textos del movimiento situacionista francés, el movimiento de la comuna K1 y K2 y de algunos libertarios alemanes que retomaron algunos de sus textos para teorizar y justificar su forma de vida, y observé que su discurso se encontraba dentro de ese espíritu libertario, no solamente por su visión de la sexualidad o su crítica a la familia o a las instituciones en general, sino porque daba una clave fundamental, que no se supo utilizar adecuadamente en las personas que, como ya he mencionado, introdujeron algunos de los escritos de Reich en sus discursos libertarios.
Las personas que han vivido el pensamiento y la práctica libertaria han creído en la humanidad, siendo ésta una de sus características básicas, creer en la capacidad del animal humano para transformar la sociedad. Esa creencia en el ser humano se ha visto siempre truncada por la realidad que la ha “echado por tierra” una y otra vez. Sería pecar de idealistas seguir creyendo en el beneplácito de la humanidad, cuando vemos que la propia humanidad hace estragos tan grandes.
Entonces ¿quiere decir esto que lo que decía Kropotkin no es cierto? Realmente el animal humano, como afirmó Freud, tiende también a la muerte bajo ese thanatos que le impulsa a buscar su propia autodestrucción? Es Reich quien contrariamente a Freud manifestó que existe un impulso de vida único, un impulso de vida que apoya la frase de Kropotkin. Si esto es, así nos preguntamos dónde está la realidad.
Precisamente Reich aporta la clave para dar una respuesta. Ciertamente la esencia de lo humano está vinculada al amor y a la capacidad de expansión y de placer. Pero ese mismo espíritu está deteriorado, alterado, ofuscado y truncado por la propia dinámica social y por el sistema institucional familiar, que básicamente está reproduciendo unos moldes dictatoriales, autoritarios y jerárquicos que interioriza el niño, creándose un carácter y una coraza y, por lo tanto, una forma de concebir la realidad que nos impide desarrollar esa esencia. Este concepto de coraza y de carácter que Reich desarrolló, es algo que permite entender el porqué lo que es y ha sido siempre un afán revolucionario en mucha gente, ése espíritu de transformación y de lucha, se ha visto impedido por la propia gente, siendo el caballo de batalla de las personas asentadas en la quietud del inmovilismo, que justificaban así la imposibilidad de cambio.
Efectivamente estos dos aspectos son reales, constituyendo una realidad dialéctica y la dialéctica es la base de la vida. Ante los antagonismos no hemos de dar el beneplácito a uno de los extremos, hemos de sacar la síntesis. Síntesis, que en este caso, desde mi punto de vista, la da Reich cuando encuentra la lógica que apoya la realidad de ambos opuestos. La esencia de lo humano es algo que tiende al amor, al apoyo mutuo (en términos de Kropotkin) y a la solidaridad; pero también hay una parte en lo humano que es destructiva. Citando a Reich: “EN EL FONDO EL HOMBRE ES UN ANIMAL. Los animales, a diferencia del hombre, no son mecánicos ni sádicos, y sus sociedades (dentro de la misma especie) son incomparablemente más pacíficas que las humanas. La pregunta básica es: ¿qué es lo que ha llevado al animal humano a degenerar y a adquirir características mecánicas? “. Somos trepadores, sádicos, violadores, destructivos, malos en definitiva. ¿Cómo es posible?
No somos, en principio, así. El instinto se ve truncado por una forma de vida basada, sobre todo, en una institución, la familia, que va influyendo determinantemente durante el período en que se estructura la percepción social y cultural y la autopercepción, esto es, durante la infancia. Ahí es donde aparece la crítica de los movimientos libertarios más actuales, que recogiendo las tradiciones del siglo XIX, sobre todo de los utopistas, afirman que no se trata de cambiar el sistema político, las leyes, el gobierno; la base del trabajo fundamental para recuperar esa esencia está precisamente en cambiar los medios que rodean la evolución, desarrollo y maduración de esos niños que algún día serán adultos. Por lo tanto, hay que cambiar la forma de vida cotidiana. La revolución de la vida cotidiana es la alternativa a la revolución política.
Eso ha estado en la base del espíritu libertario de una u otra manera, con unas u otras palabras algunas personas que se han aproximado a este discurso , estaban a su vez dentro de su propia trampa, es decir, se acercaban a conocer la verdad de esa realidad pero luego entraban en su propia contradicción, en sus límites personales y caracteriales que les obligaban a reproducir aquello que no querían.
Este elemento lo analiza también Reich en su obra esclareciendo sus causas y facilitado alternativas para su erradicación. Algunos autores contemporáneos retomaron parte de este discurso, como los situacionistas durante la revolución del Mayo francés, cuando hablan de la necesidad de romper la contradicción que existe entre lo que se dice y lo que se hace, siendo la base de la transformación cotidiana y social.
En muchas ocasiones hemos oído críticas a favor de la emancipación de la mujer, la revolución sexual, etc., y después éstos mismos cuestionan a sus novias sus relaciones anteriores o adoptan actitudes machistas con su compañera manteniendo los roles sexuales... Como decía uno de los primeros anarquistas que fue Jesucristo "Predicad con el ejemplo, no seáis fariseos".
Vaneiguem escribió: "Hay más verdad en las 24 horas de la vida de una persona, que en todos los tratados de filosofía". Tomemos esas 24 horas y veamos cómo se desarrollan y la cantidad de aspectos mundanos, humanos y existenciales que giran entorno a ese día. Qué duda cabe que lo que se ve es realmente lo que se hace, lo que se dice queda en las palabras, difuminado.
Es por ello, que en muchas ocasiones el discurso, se convierte en algo ideológico, y hablamos desde una perspectiva totalmente disociada. Esa crítica que se ha hecho al socialismo autoritario se ha visto plasmada en las revoluciones que se han intentado hacer. Ha sido una crítica científica y fundamentada en el proceso histórico por los libertarios; lo hemos visto en la revolución rusa, en la española. Siempre ha llegado un momento en el que aquello que empezó a ser una revolución de la vida cotidiana se ha visto truncado por la supuesta justificación de la "realidad" y por el modelo de Estado que había que imponer por encima de todo lo demás. Cuánta gente murió en Ucrania, en Krostandt3 o incluso en Barcelona y Teruel por querer llevar adelante el espíritu del comunismo libertario y entrar en dinámicas de autogestión, en dinámicas de solidaridad y de democracia directa, cuestionando el autoritarismo y el poder de la burocracia de los comunistas autoritarios, de los "fascistas rojos", como Reich les llamaba. "Los pasos que dieron los comunistas autoritarios fueron entre otros: Militarización de las milicias; destrucción de los consejos locales; estabilización y legalización de las conquistas revolucionarias pero con la detención de su expansión; parar por completo la colectivización, hasta extremos de destruir todo el consejo local agrícola de Aragón; represión de los comunistas sobre los anarquistas y el POUM, es decir, contra el pueblo, con lo que paraban todo desarrollo revolucionario; alianza con la burguesía, y devolución de tierras a los oligarcas, libertad de culto... En una palabra se convirtió en una dictadura burocratizada bolchevique, pero que fue dominada por la dictadura militar de los fascistas". (P. Broue y E. Temine: la revolución y la guerra de España)
Pero los comunistas autoritarios pueden decir "os dejamos hacer eso y vosotros mismos no sabéis". Evidentemente parte de razón hay en esta frase, pero ¿por qué ocurre? Los líderes y ministros libertarios tuvieron que asumir que la gente de base cometía errores y que interpretaba aquello que se le decía desde arriba, pero, porque, entre otras cosas, no había cultura, no se había enseñado y tampoco se había dado la posibilidad de llevar adelante aquello que se intuía y se sentía.
Regresando al discurso de Reich, éste decía que cuando se da libertad a esos empobrecidos biosistemas, que no están acostumbrados a tenerla se confunden y, junto al espíritu de libertad aparecen las pulsiones que han estado contenidas tantos años por las dinámicas de represión y frustración. La parte animal sale y hace estragos. Todo esto, no hace más que concebir la realidad de que la transformación de las cosas tiene que ir retomada desde distintas ópticas, siendo la más importante la cultura de las masas y la conciencia, olvidada por todos los gobiernos. Se trata de transformar la capacidad de pensamiento, facilitando la capacidad de crítica, que pasa por lo que Reich comenta en su libro "Psicología de masas del fascismo": "Realmente, el problema de la libertad no solamente está en que existan una leyes que faciliten el proceso de la posibilidad social de ello, sino que pasa por facilitar la responsabilidad de las personas".
"El movimiento auténticamente democrático y revolucionario no puede tener otra tarea que la de guiar (¡no la de dirigir desde arriba!) a las masas humanas que se han vuelto apáticas, incapaces de discriminar, biopáticas y esclavizadas como resultado de la milenaria opresión de lo vivo; de guiarlas de modo que perciban de inmediato toda opresión y aprendan a despojarse de ella a tiempo, definitiva e irrevocablemente. Evitar una neurosis es más fácil que curarla. Es más fácil conservar sano un organismo que liberarlo de sus dolencias. Es más fácil también evitarle a un organismo social unas instituciones dictatoriales que eliminar esas instituciones. [....] En una palabra, adjudicamos a las masas toda responsabilidad por cualquier proceso social. Exigimos su responsabilidad y combatimos su falta de responsabilidad. Les echamos la culpa, pero no les inculpamos del modo en que se culpa a un criminal"
Esto necesariamente, nos vincula al concepto de autogestión y de democracia directa. Estoy de acuerdo con J. F. Alemany cuando afirma que Reich no conocía el anarquismo, ni el pensamiento libertario, pero sin conocerlo tenía una forma de pensar libertaria que queda reflejada en su obra. Todos los elementos de los que estoy hablando están recogidos en la obra de Reich. No solamente hace un análisis sociológico, sino que también utiliza la perspectiva epistemológica, basándose en su experiencia de clínico y por lo tanto buen conocedor del lo humano a nivel profundo, y vincula de una manera global la lógica que subyace a toda esta problemática. Analizando la realidad de porqué las personas no somos capaces, a veces, de asumir la libertad que en momentos determinados se nos da. Habló de los dos motivos que llevaron a las revoluciones al fracaso:
1.-La incapacidad de los líderes y gobernantes de facilitar a la masa la toma de responsabilidades propias y el uso de su propia gestión de la vida cotidiana, es decir, la negación de la autogestión.
2.-La propia incapacidad de cada persona para asumir esa libertad que puede ser recuperada en un momento determinado, No hay capacidad de responsabilidad ni de compromiso porque los límites de la coraza imponen una forma de percibir la realidad, una dinámica condicionada por la zona oscura inconsciente y por los impulsos reprimidos, que impiden muchas veces el ir hacia donde queremos y nos desvían hacia un camino en el que nos vemos envueltos en una confusión que nos separa de los objetivos iniciales.
Reich escribía: "El dictador fascista declara que las masas son biológicamente inferiores, ávidas de autoridad, es decir que en el fondo son esclavas por naturaleza, y que por eso la única posibilidad de gobernarlas es un régimen totalitario y dictatorial. Conocen muy bien esta enfermedad de las masas. [....] Por otra parte, los dirigentes formalmente democráticos cometieron el error de considerar como un hecho, la capacidad de libertad de las masas, con lo cual se privaron de toda capacidad de establecer la capacidad de libertad y autorresponsabilidad de las masas mientras estuvieron en el poder.
[....] Nuestra respuesta es científica y racional . Se basa en el hecho de la incapacidad de las masas para ser libres, pero no lo consideran absoluto, inmutable e innato -como hace el misticismo radical-, sino una consecuencia de condiciones de vida sociales y, por tanto, modificables.
De aquí se desprenden dos tareas importantes:
La elaboración y el establecimiento de las formas bajo las que se manifiesta la incapacidad de libertad de los hombres.
La elaboración de las herramientas médicas, pedagógicas y sociales para establecer la capacidad de libertad de modo cada vez más profundo y extenso."
Esto implica que necesariamente, el factor subjetivo que tiene que ver con el orden de lo inconsciente, de las emociones, las pulsiones y el instinto, tiene que ser tenido tan en cuenta como el análisis de las condiciones objetivas (económico, sociológico y de los medios de comunicación). Los dos elementos han de ir unidos. Citando a Reich: "lo que permite que el biosistema de cada persona vaya teniendo la capacidad de gestión y vaya permitiendo el que seamos dueños de nuestra propia vida, pasa necesariamente por utilizar unos medios próximos a la funcionalidad de lo humano". Esos medios han de ponerse desde el principio de la vida, los cuales serán acordes con la natura y su funcionalidad para que ese organismo vaya encontrando su gestión y autorregulación (Neill, Reich) y una capacidad de autogobierno, que signifique la madurez necesaria para tener la capacidad de asumir esa responsabilidad. La aproximación al espíritu libertario pasa por la asunción de la autoridad funcional que todos y cada uno de nosotros tenemos y la asunción de la responsabilidad social, compromiso que nos lleva a tomar ante cada actitud de la vida y ante nuestros actos y decisiones, la toma de realidad de lo que eso está influyendo en el colectivo". Citando a Bakunin: "¿Se desprende de esto que rechazo toda autoridad? Lejos de mí ese pensamiento. Cuando se trata de zapatos, prefiero la autoridad del zapatero; si se trata de una casa, de un canal o de un ferrocarril, consulto la del arquitecto o del ingeniero. Para esta o la otra ciencia especial me dirijo a tal o cual sabio. Pero no dejo que se impongan sobre mí ni el zapatero, ni el arquitecto ni el sabio. Les escucho libremente y con todo el respeto que merecen su inteligencia, su carácter, su saber, pero me reservo mi derecho incontestable de crítica y de control. No me contento con consultar una sola autoridad especialista, consulto a varias; comparo sus opiniones y elijo la que me parece más justa. Pero no reconozco autoridad infalible, ni aún en las cuestiones especiales; por consiguiente, no obstante el respeto que pueda tener hacia la honestidad y la sinceridad de tal o cual individuo, no tengo fe absoluta en nadie. Una fe semejante sería fatal a mi razón, a mi libertad y al éxito mismo de mis empresas; me transformaría inmediatamente en un esclavo estúpido y en un instrumento de la voluntad y de los intereses ajenos.
Si me inclino ante la autoridad de los especialistas y si me declaro dispuesto a seguir, en una cierta medida y durante todo el tiempo que me parezca necesario, sus indicaciones y aún su dirección, es porque esa autoridad no me es impuesta por nadie, ni por los hombres ni por dios. De otro modo la rechazaría con horror y enviaría al diablo sus consejos, su dirección y su ciencia, seguro de que me harían pagar con la pérdida de mi libertad y de mi dignidad los fragmentos de verdad humana, envueltos en muchas mentiras, que podrían darme".. Porque si bien el anarquismo o lo libertario es individualista no significa que sea asocial, pues precisamente al tener en cuenta las propias necesidades tiene en cuenta las necesidades del colectivo. En este sentido Bakunin escribió: "No soy verdaderamente libre mas que cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igualmente libres. La libertad de otro, lejos de ser un límite o la negación de mi libertad, es al contrario su condición necesaria y su confirmación." Junto a Reich otros autores se aproximaron a intentar esclarecer la dificultad de las personas para sumir este compromiso. Así parcialmente Malatesta refleja esto en sus escritos cuando habla del miedo a la libertad de los autoritarios o Ferrer Guardia cuando habla de la necesidad de llevar una educación integral real y práctica que introduzca al niño en lo social y no como generalmente se hace, que es llevar al niño a un colegio donde se dan cosas abstractas, fuera totalmente del contacto con lo social y con la natura.
Es en la cotidianeidad de la relación familiar donde se observan actuaciones que moldean el carácter y promueven, en general, formas de ser ambivalentes e irresponsables. Por ejemplo, mientras los padres digan una cosa y hagan otra, el proceso de maduración se bloquea. Es lo que en Teoría de la Comunicación se conoce como doble mensaje. Así en lo referente a la sexualidad, los niños ven muchas contradicciones en sus padres tanto por la incomunicación que existe del tema como por la diferencia entre lo que se dice (lo digital) y lo que se expresa (lo analógico) ¿Cómo pretender que un adolescente se comunique con nosotros si nunca ha visto que exista esa comunicación entre los padres, si no ha podido acceder a la realidad del adulto? El acceso a esa realidad le es cada vez más difícil en esta forma de vida que llevamos, aparentemente de bienestar, pero es un modus vivendi "de plástico", en el que cada vez hay menos temas de los que hablar. De nuevo preguntamos por los responsables. Dentro del espíritu de Reich existe una tesis fundamental y es que todos y cada uno de nosotros somos responsables de lo que está pasando a nuestro alrededor y desde cada día hemos de asumir esa responsabilidad y darnos cuenta de que tenemos autoridad para llevar a cabo una transformación. Nos hacen creer que nuestra libertad empieza y acaba con el derecho de depositar el voto en las urnas. Esto es totalmente falso, y constituye la mentira y la trampa de la sociedad fascista, el querer convencer a la masa de que es libre para poder delegar el voto, y a partir de ahí que se olviden de los problemas porque van a resolverlos ellos. La masa es la que tiene que gobernar realmente, y es la que puede realizar los cambios, pero la realidad es que quien maneja los hilos en este orden de cosas en el que vivimos, es el capital. Pero la estructura de carácter limita también la posibilidad de organizar un cambio revolucionario. Veamos que escribe Reich a este respecto en el libro ya citado anteriormente de "Psicología de masas del fascismo": "Resumamos brevemente las conexiones entre la estructura de las masas y la forma del Estado: La influencia de la estructura del carácter de la masa es decisiva para la forma de Estado, independientemente de que se exprese pasiva o activamente. Es la estructura de las masas la que tolera el imperialismo. Es ella la que lo apoya activamente. Es la estructura de las masas la que puede derribar a déspotas, sin ser capaz de impedir que surjan nuevos despotismos. Es ella la que promueve y apoya esfuerzos auténticamente democráticos, si el Estado actúa en esta dirección. Es ella la que desencadena movimientos nacional-revolucionarios cuando fracasa el movimiento de liberación auténticamente democrático e internacional. Es ella la que se refugia en la ficticia unidad de familia, pueblo, nación y Estado, cuando falla la democracia; pero también es ella la que mantiene y desarrolla el proceso del amor, el trabajo y el conocimiento. Por consiguiente, esta sola estructura es capaz de arraigar en sí misma las tendencias genuinamente democráticas de una administración estatal, asumiendo pieza por pieza la administración que está "por encima de ella" y aprendiendo a ejercerla a través de sus propias organizaciones laborales.
Viene a ser lo mismo, es decir, no tiene una importancia crucial que esta transformación de la administración estatal en auto-administración se desarrolle rápida o lentamente. Es mejor para todos si este proceso se da en forma orgánica y sin derramamiento de sangre. Pero esto sólo es posible si los representantes del Estado sobre la sociedad son plenamente conscientes de que no constituyen sino órganos ejecutivos delegados de la comunidad humana trabajadora; de que son, en el estricto sentido del término, órganos ejecutivos por necesidad , es decir, órganos ejecutivos que tienen su origen en la necesidad que crean la ignorancia y la miseria en las que viven millones de personas; de que, en rigor, tienen la tarea de buenos educadores a quienes se les ha confiado unos niños para que los conviertan en adultos independientes. En una sociedad que tiende a la democracia auténtica, jamás debe perderse el principio de que es tarea del Estado ir haciéndose a sí mismo cada vez más superfluo, del mismo modo que un educador se vuelve superfluo cuando ha terminado de cumplir con su deber respecto del niño. Entonces, y sólo entonces, no habrá ni deberá haber un derramamiento de sangre. Sólo en la medida en que el Estado se desconstruye a sí mismo de un modo claramente visible y comprensible para todos, se hace posible orgánicamente un desarrollo en el sentido de la democracia laboral; y en la misma medida en que el Estado quiere perpetuarse y olvida su tarea educativa, provoca la compulsión de la sociedad humana a recordarle que no ha surgido más que por necesidad y que debe de desaparecer junto con la necesidad. La responsabilidad, pues, pesa tanto sobre el Estado como sobre las masas.
Es una responsabilidad en el buen sentido, no en el malo. El Estado no sólo tiene que alentar el más irrefrenable anhelo de libertad de las masas trabajadoras; tiene el deber de añadirle a este anhelo de libertad la capacidad de libertad. Si no lo hace, si reprime las ansias de libertad o incluso abusa de ellas y obstaculiza el camino a la auto-administración, entonces testimonia su carácter fascista. Y habrá que pedirle cuentas por todos los daños y peligros ocasionados por su olvido del deber". (Pg.325- 326).
Asumamos esa parte de responsabilidad y comencemos a actuar como dirían los libertarios con "la imaginación al poder". Actuemos con imaginación y dejemos de darle tanta importancia a esos cambios que nos vienen desde arriba (implantaciones económicas y políticas) pues para que esos factores puedan darse de una manera distinta, tendría que haber gente que sienta y perciba la realidad y la vida de una manera diferente. También es cierto que cuando alguien llega saliéndose de la norma y utilizando algo de imaginación, queda automáticamente desbancado, porque no interesa y no tiene el apoyo de nadie. Ahí esta de nuevo nuestra responsabilidad, vinculándolo a la idea de Reich de la "democracia del trabajo". Realmente lo que va transformando las cosas son los cambios que vamos implantando en el lugar donde estamos, dentro de nuestra propia praxis. No es necesario irse lejos para ayudar. Aquí, cotidianamente, usando una metáfora de Reich, "se está asesinando a Cristo"; matamos aquello que potencialmente puede ser la semilla de un niño-hombre-mujer del futuro. El asesinato lo hacemos con nuestro modus vivendi, con las contradicciones, las disociaciones y permitiendo que se lancen a la realidad mensajes completamente falsos que matan aquello que todavía queda de la esencia de lo humano.
De hecho en 60 años, desde 1936 , en lo que tiene que ver con leyes sociales en España no hemos avanzado gran cosa. Hemos recuperado, y eso hay también que reconocerlo, algunas de las cosas que antes del franquismo estaban instauradas y asumidas por la sociedad española. En el 36 se implantaron más leyes revolucionarias, socialmente hablando, que las que se han podido implantar hasta ahora. Esto fue llevado a cabo ,en gran medida, por los ministros-as y consejeros libertarios, que llegaron a utilizar una autoridad funcional ,pero sobre todo por el pueblo que dejando de ser "masa", asumió su responsabilidad en la medida de sus posibilidades y transformó la vida cotidiana (relaciones sociales y laborales) intentando romper, entre otras cosas, con la escisión que existía entre el trabajo manual y el intelectual, algo necesario que ya Paul Lafargue, cuñado de Marx, comentó en su libro :El derecho a la pereza: "La productividad industrial puede, por primera vez en la historia, cubrir con abundancia las necesidades de todos los miembros de la sociedad y, gracias a ello, permite establecer la participación igual de todos en las riquezas sociales y el libre y completo desarrollo de las facultades físicas, intelectuales y morales de todos los hombres". En el 36 también se planteó una ley del aborto total, que no ha sido igualada todavía en la actualidad, y se luchó por la reforma penal, algo tan olvidado actualmente en nuestra sociedad. En el congreso de la CNT de 1936 se planteó el tema de la reforma penal de una manera auténticamente renovadora, hablándose de la implantación de medidas pedagógicas y humanitarias, viéndose la necesidad de la real integración de esa persona que estaba viviendo una desviación psicológica o social. Esto tampoco se tiene realmente en cuenta. Fue un período donde se hizo una brecha a la coraza, se estaba empezando a poder percibir la realidad de otra forma, se estaban tomando medidas preventivas para evitar la reacción y el nuevo acorazamiento, lo cual también se empezó a hacer en Rusia en 1905,pero algunos hombres y mujeres acorazadas, con una percepción basada en la necesidad de poder, de mando, de orden ,estabilidad, fascistas de un color u otro boicotearon y destruyeron esa tendencia, bloqueando esa brecha, y volviendo a cegar al pueblo, convirtiéndolo de nuevo en masa. Se juntó, por tanto, como en otras ocasiones (recordemos el análisis que hace Reich del apoyo a Hitler y el fenómeno del nazismo), la fuerza fascista destructiva, el poder del capital y de la iglesia que apoyó esta tendencia ,y el propio límite personal que impidió, por la coraza, asumir una dinámica funcional basada en la libertad y en el compromiso social. Y esto implica que nuestra percepción de la realidad se ve limitada por el miedo y obnubilada por los filtros y condicionantes infantiles.
Estoy insistiendo bastante en el concepto de percepción porque es algo que Reich constantemente plantea en su obra y que observamos diariamente en el trabajo clínico. En el fondo, el secreto que Reich plantea es que todo depende del estado de conciencia que mantengamos, y en estos momentos es mecanicista y unicista, con unos límites totales a la apertura de la conciencia, al cambio radical del estado de cosas. Por ello, por esa coraza impuesta en nuestros pobres organismos desde la infancia no podemos contemplar las cosas de otra manera, sino como están establecidas y como siempre hemos supuesto que deben ser. Todo esto nos limita y hace que no podamos llegar a más. Por lo tanto, cuando llega alguien con un discurso renovador, como fue en su momento Reich y plantea este tipo de cosas de una manera social y pública, algunos lo entienden, la mayoría no. Pero es un discurso que resuena a peligro ,a conflicto, y sobreviene el agobio, el pánico auténtico, visceral, el miedo a que nos quiten lo que tenemos. Si nos hacen modificar los pensamientos que teníamos claros, nos quedamos vacíos, sin nada y esa sensación es difícil de soportar. Una de las herramientas que ayudan a liberarnos de esos filtros, de esos condicionantes infantiles, es la psicoterapia.
W. Reich escribía que en realidad algunas -sólo algunas- psicoterapias podían ayudar a recuperar potencialidades y ,por tanto ayudar a que la persona con conflictos o trastornos personales pudiera afrontarlos y resolverlos. Pero también escribía que -si bien esto es también un elemento preventivo, pues la persona con la sicoterapia reichiana toma conciencia de la realidad y asume un mayor compromiso para cambiarla- para que se produzcan cambios globales hay que llevar una lucha a nivel social, político y cotidiano. Esto implica una conciencia crítica y revolucionaria tanto en lo que respecta a los proyectos sociales y políticos como a aquellos que tienen que ver con nuestro modus vivendi: el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la amistad, el compromiso grupal, la comunicación con nuestra pareja, con nuestros hijos-as, la educación en libertad, la búsqueda de la información que nos permita conocer como llevar adelante estos objetivos, el trabajo en común con otros profesionales, y el influir por todos los medios a nuestro alcance para que se modifiquen situaciones que desde la vida intrauterina condicionan el acorazamiento del futuro adulto y ponen las bases para la neurosis, el sufrimiento ,la dependencia y las actitudes serviles o fascistas que mantienen el presente estado de cosas.
Personalmente estoy de acuerdo con este planteamiento, y es una de las bases que mantienen la praxis de nuestra Escuela, la cual tiene como objetivo fundamental contribuir al cambio social, desde nuestra posición de profesionales de la salud y de la educación. En colaboración con otros profesionales y ciudadanos, para que unidos en este objetivo podamos encontrar vías de transformación. Incluyendo a los-as jóvenes en este proyecto, que puede ser su proyecto si les dejamos espacio. Es por ello que, junto a nuestro trabajo clínico, - el cual intentamos llevar con una praxis alternativa basada en la comprehensión del sufrimiento, en la evitación de etiquetas psicopatológicas que condicionan y crean perjuicios falsos, y en facilitar con herramientas humanas y globales(síquicas, somáticas o corporales y energéticas) la reducción de la enfermedad y el camino hacia la salud ,intentando ser coherentes en nuestro funcionamiento interno con los objetivos deseados- porque sentimos que no es suficiente, llevamos un trabajo de praxis preventiva desde la vida intrauterina con las familias que se prestan a ello, y una labor de divulgación que facilite un mayor conocimiento de estas claves y una mayor conciencia crítica y holística de la realidad.
Tomando una cita de Reich de su libro "Psicología de las masas del fascismo": "Un auténtico orden social nuevo no se agota con la eliminación de las instituciones sociales dictatoriales y autoritarias. Ni tampoco con el establecimiento de nuevas instituciones, pues éstas degeneran invariablemente en dictatoriales y autoritarias, si no se elimina simultáneamente el enraizamiento caracterológico del absolutismo autoritario en las masas humanas ; esta eliminación se realiza por medio de la educación y de la higiene social".
Es por ello que tenemos que reivindicar ,dentro de la calidad de vida, el que la psicoterapia, libremente elegida, está mantenida por la seguridad social, como una vía para facilitar algunos cambios personales que solos nos resulta difícil llevar y nos ayude a liberarnos de "ese policía que llevamos dentro"; así como inserta medidas preventivas ,como el embarazo sin trabajar y con media jornada para el padre; un nacimiento sin violencia, potenciando el parto no clínico, humano, en intimidad; la lactancia materna como forma de permitir el desarrollo de la sexualidad infantil con un mínimo de un año de permiso con sueldo para la madre y de reducción de jornada para el padre ;la legalización de las drogas; la educación sin exámenes; mayor información de la realidad social ,sexual y cultural que nos arraigue a nuestras raíces y nos facilite la identidad; medidas sociales que erradiquen el desastre ecológico, y tantas otras cosas que los profesionales reichianos conocemos por nuestra experiencia personal y nuestro trabajo profundo en clínica que nos permite aproximarnos mejor a reconocer la génesis subjetiva y objetiva del sufrimiento humano.
La consecución de estos objetivos depende de todos, y es por ello que debemos asumir el compromiso social de forma colectiva, buscando praxis comunes siendo el apoyo, la solidaridad, la sinceridad y el espíritu crítico las herramientas cotidianas de actuación.
Como decía al principio siempre he considerado su obra como libertaria, con un lenguaje científico y clínico en muchas ocasiones porque él era un profesional de la salud, pero con un planteamiento radical que vinculó la realidad objetiva y social con la realidad subjetiva y personal .Recordemos que W. Reich durante años militó en las filas del partido comunista porque su necesidad de trabajar organizadamente, en equipo, y su identificación con la teoría marxista le llevó a acercarse al partido, viendo en éste el lugar donde mejor desarrollar su praxis por motivos de afinidad, la cual fue grande durante los años 1924-1932. Pero ,consciente de la forma reaccionaria que estaba adoptando la revolución rusa por la gestión fascista de sus gobernantes, la actuación del partido comunista en Alemania, y por su propia forma de percibir la realidad, insistiendo en la necesidad de un cambio de valores, en la importancia de lo subjetivo en el proceso revolucionario, de la necesidad de mostrar al pueblo el autogobierno y otras tesis libertarias, se fue desmoronando su concepción del marxismo y desdeñando y desmitificando la burocracia y el autoritarismo de los partidos comunistas. Es ahí donde la esencia libertaria de Reich toma fuerza, hasta el punto de ser expulsado del Partido en 1934,siendo prohibida su obra entre los militantes del partido, junto con otros compañeros de célula como A. Koestler, entre otras cosas por sus posiciones críticas ante el proceso de Rusia y por sus tesis libertarias. Recordemos una dura frase de Reich de ese período:" En una palabra, no queremos que en esta corta vida unos pocos delincuentes políticos nos perturben, nos engañen o nos tomen el pelo. ¡No queremos que la política siga destruyendo nuestras vidas!. ¡De una vez para siempre!.
Muchas de las ideas expuestas por Reich a lo largo de su obra tienen una vigencia no sólo clínica, sino también social y política. Entre ellas la necesidad de seguir trabajando por la construcción de una democracia real, directa, que Reich definió como laboral. Así se expresa en el libro antes citado: "Es nuevo que la democracia laboral convierta conscientemente la democracia formal (que se expresa en la mera elección de representantes del respectivo credo político, sin una responsabilidad ulterior por parte de los electores) en una democracia auténtica, real y práctica a escala internacional, sustentada por el desarrollo orgánico y progresivo de las funciones del amor, el trabajo y el conocimiento, que son las fuentes de nuestra vida y también deberían gobernarla."
Este próximo año de 1997 se cumplirá el centenario de su nacimiento, y sería el año en que deberíamos recuperar la obra de Reich (para ello primero tendrían que publicarla las editoriales españolas, pues gran parte de su obra no está editada), y profundizar en ella para incorporar su discurso radical y todavía vigente a la actualidad histórica en la que vivimos.
Valencia, Junio de 1996