“La civilización comenzará el día en que la preocupación por el bienestar de los recién nacidos prevalezca sobre todas las demás”(W.Reich)
El cielo estaba gris y empezaba a lloviznar.Wilhelm Reich, después de pasar unas horas en su dispensario de salud mental se dirigía a su consulta privada de psicoanalista. Corría el año mil novecientos treinta. Días atrás había participado en una reunión clínica con sus colegas, entre ellos, S.Ferenczi, O.Fenichel y el maestro S.Freud. Después de cambiar impresiones sobre la preocupante situación política en Berlín y de la agitación social que se observaba en la ciudad, Reich, expuso el caso de un joven impotente que había tratado centrándose en el análisis tenaz de su principal rasgo de carácter,-la victimicidad masoquista-, y por tanto de una forma más “activa “ de la habitual.
Le resultaba muy estimulante y novedosa la reacción de tristeza espontánea que tuvo el paciente al contactar con el miedo que tenía de que su padre le censurada sus actitudes y le humillara, el cual aumento cuando le animó a que le mirara directamente con los ojos muy abiertos. Pero lo que realmente le impactó fue que a los minutos de estar mirándose, la pena dio paso a una mirada de furia y a una expresión corporal general de rabia.
Le recordó la teoría de Ch.Darwin según la cual, la expresión de las emociones siempre iba acompañada de cambios corporales. El joven solía tener la frente fruncida de manera que casi no se veían sus ojos, y tenía frecuentes dolores de cabeza que podían ser fruto de esa tensión frontal y craneal.
Reich entró en su consulta reflexionando al respecto. El joven paciente le estaba esperando. Tumbado en el diván Reich le dijo que abriera bien los ojos y se dejara llevar por lo que sintiera durante la presión que iba a ejercer sobre sus occipitales. Lo hizo durante unos minutos. Primero con suavidad, después con más fuerza. El paciente empezó a llorar con una pena desgarradora sin poder contenerse y la única palabra que le salía era… ”mama”… Reich acababa de descubrir la base somática del inconsciente freudiano, y del carácter, la coraza muscular.
Hace unos meses, Pedro y Ana, una pareja de Donostia entraban en la consulta de un conocido centro reichiano que trabaja con la “Ecología de los sistemas humanos”. Su bebé de unas pocas semanas pasaba mucho tiempo llorando y tenía dificultades para lactar. El pediatra les había aconsejado dejar el pecho y pasarlos al biberón, pero antes de tomar esa decisión quisieron tener otra opinión.
La doctora les hizo pasar y después de pedirles datos de sus relaciones y de la experiencia del embarazo y del parto, cogió al bebe, lo puso en la camilla y le hizo un pequeño masaje general. Al presionar la zona occipital empezó a llorar desgarradamente. Lo mismo ocurrió al masajear la frente. La madre quiso cogerlo,pero la doctora le explicó que era una tensión fruto del sufrimiento vivido en el parto al utilizar la ventosa en el expulsivo, y que pronto pasaría. A los pocos minutos dejó de llorar y abriendo mucho los ojos, sonrió. A partir de ese momento mamó placenteramente.
Desde la concepción el complejo proceso de la Vida se pone en marcha y poco a poco, influido por el código genético (pasado histórico), pero sobre todo por las condiciones relacionales, afectivas y sociales que rodeen su proceso de maduración (experiencia ontogénica) articulará un patrón de organización sistémico, específico que definirá una Estructura humana. La cual predispondrá la forma de ser, sentir, percibir, pensar, caminar, respirar, metabolizar, incluso su sexualidad. Es decir su identidad psicosocial.
Si durante la vida intrauterina, el parto, y los primeros meses de vida ese proceso vital ha sido suficientemente armónico, estable y amoroso su patrón de organización, es decir su Estructura, tendrá una base fuerte y consistente,con suficiente capacidad de amar y de reivindicar sus necesidades. Pero, las condiciones familiares, escolares y sociales actuales,- generalmente basadas en la represión del instinto, los objetivos de logro, la competitividad, la anulación de las manifestaciones afectivas y sexuales, etc-, generarán tensiones musculares y actitudes caracteriales rígidas y estáticas.En otras palabras, la Estructura, articulará una coraza caractero-muscular (neurosis caracterial) con dos funciones principales:
Adaptarse al medio social (ecosistemas sociales) para ser aceptados y reconocidos, y por tanto formar parte del “grupo. Con actitudes caracteriales, compulsivas, fálicas, masoquistas o sádicas, proteger la base amorosa y sus potencialidades (su “yo”) de esa dinámica violenta y distresante. Si bien para ello se producirá un cierto bloqueo emocional y una falta de conexión entre lo que piensa y lo que realmente siente y necesita.
Es por esto que para Reich, el “carácter es la coraza del yo”. La cual permite una aparente estabilidad que se mantiene incluso ante los conflictos cotidianos, y al mismo tiempo va produciendo agotamiento vital, oxidación, embrutecimiento perceptivo, bloqueo emocional, neurosis, sumisión y enfermedades diversas
Pero también puede ocurrir que ese primer período vital esté rodeado de rechazos, conflictos emocionales, ausencias de las personas que generan vida y afectividad, incluso violencia física. Generando una Estructura muy vulnerable, influenciable, depresiva, resignada, con un sistemas inmunológico débil, y, por tanto, con tendencia a generar enfermedades psicosomáticas graves (Fronterizas o Psicóticas).
La coraza será también muy débil, lo que le hace mucho más maleable a las condiciones afectivas, sociales y económicas que viva en cada momento. Siendo personas muy dependientes de la pareja, del trabajo, de la familia. Cualquier percance fuerte puede ocasionarle crisis importantes y enfermedades.
Vemos pues que la coraza se va generando como reacción homeostática (autopoiética según Maturana), es decir, para sobrevivir, frente a las reacciones “contra natura” de los ecosistemas humanos. Pero al mismo tiempo limita e inhibe el desarrollo del instinto, sobre todo de la sexualidad, con lo que altera el regulador energético de nuestro biosistema que lo compensamos con actitudes caracteriales estáticas y rígidas (fálicas, masoquistas, compulsivas, histéricas) que se sustentan en tensiones musculares crónicas.
La “natura”, tiende a la expansión, al desarrollo del instinto,a la alegría de vivir, a la interrelación,y articula los procesos complejos madurativos con un ritmo y un tempo, de forma funcional y autorregulada.
Nuestra “cultura” tiende a la contracción, al imperio de la razón sobre el instinto, la parcialización, la disociación, la simplificación, a imponer ritmos “modélicos”, generando desequilibrio que la coraza intenta compensar creando un “equilibrio en el desequilibrio”, para intentar evitar el sufrimiento y la enfermedad.Pero lo consigue parcialmente y con daños colaterales.
Por tanto nuestra cultura, nuestros modelos sociales de conducta, marcan un ritmo que violenta y perturba el de nuestra naturaleza humana. Ritmo que se altera ya en la vida intrauterina producido por el stress excesivo de la madre, continúa en el proceso del parto médico inyectando hormonas para acelerar el proceso del expulsión; con la brusca separación de la madre al salir del útero; con la imposición de las mamadas siguiendo un horario basado en el “saber” del pediatra; saber sociocultural, que provoca el ansia bebe o la resignación cuando la relación con el pecho de la madre y con su cuerpo durante los primeros meses de vida es rápida y forzada o progresivamente inexistente; teniendo que forzar los esfínteres por medio al castigo, antes de que éstos, de forma natural tengan esa capacidad; escondiéndose para tocar sus genitales… Y ocultándonos hasta para dar paso de una manera activa al final de nuestra vida, al estar prohibida la eutanasia activa y por tanto siendo un delincuente o un loco si se realiza dicha acción.
En ocasiones si la violencia con la que se rompe el ritmo natural es muy fuerte, la enfermedad aparece sin que la coraza pueda evitarlo.
En realidad, durante milenios el ser humano se ha relacionado a través de la violencia, la crueldad, la injusticia y las guerras. Creando sufrimiento buscando el poder,reflejo de la debilidad y la falta de identidad humana, planetaria. Ausencia de sentimientos, de consciencia ecológica,de pertenencia, de comunión, de “espiritualidad laica”, en términos de F.Capra. Es lo que Reich definió como “plaga emocional”, las manifestaciones de la coraza y de sus pulsiones secundarias.
Ante todo este estado de cosas, cómo no vamos a necesitar una armadura consistente y protectora???
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Desde pequeños estamos acostumbrados a reprimir las emociones, y a evitar el contacto con aquello que puede producirlas: tristeza, rabia, odio, miedo, deseo, a nuestro alrededor. Muchas veces he oído eso en las sesiones: estoy empezando a sentir mas la vida, pero no se si me gusta, porque también estoy sufriendo más…
La rebelión es antisocial, por eso es necesario para el poder mantener las corazas con tipos de educación represiva y con crianzas frías y mecánicas: acostumbrando al niño al sufrimiento, a la frustración …
No se trata de destruir la coraza, eso de desbloquear es un tópico,necesitamos modulaciones, la conexión límbico- cortical, y detrás de las corazas esta todas las represiones de nuestra historia, todo nuestro inconsciente.Lo que podemos hacer es minimizar la rigidez, bajar el distress para que no siga aumentando la rigidez.Incluso las terapias son limitadas en la mayoría de los casos porque la estructura ha sufrido tanto que no quiere conectar, y si no hay contacto con el propio infierno no hay apertura al mundo real actual.
Por eso como decía Reich, la solución esta en los niños del futuro…prevenir la formación defensiva en su proceso de articulación: vida intrauterina-adolescencia.
Terapia respetuosas con el individuo y con su ritmo, crianzas respetuosas, relaciones humanizadas, habitos ecológicos en todos los sentidos, no solo reciclando basura y dejando de fumar. Descontamina el alma, humedecer los labios, oasis de afectos y de alegría, reconocer los limites y ampliarlos al mismo tiempo que dejamos a los niños y niñas que se expresen en libertad Coraza rígida es encogimiento, represión, miedo a la libertad y a la vida.
No podemos romper la coraza, podemos flexibilizarla a través de una psicoterapia adecuada (en nuestro caso la vegetoterapia caracteraonalítica evolucionada desde Reich) de cuidados corporales con meditación, alimentación ecológica, técnicas corporales y de crecimiento personal y con la prevención y la crianza ecológica.
SUFRIMIENTO EN LAS SALAS DE PARTO, EN LAS GUARDERIAS..
En estos momentos en que el poder quiere atemorizarnos mas que nunca debemos ser solidarios y apoyo mutuo. Pero nos cuesta, el miedo a la libertad, nuestro individualismo, nos impide abrirnos… y eso le interesa al poder.
En la escala colectiva, la coraza de Reich se llama peste emocional. La peste emocional tiende a destruir todo aquello que vive. “La génesis del hombre ecológico” supone en primer lugar la eliminación de la peste emocional. La peste emocional ataca prioritariamente a todos aquellos como el Cristo, Rousseau, como Reich y tantos otros, que intentaron canalizar la atención de los humanos hacia las cosas esenciales, hacia las cuestiones vitales. La peste emocional tiene un medio de expresión privilegiado: el rumor.
Focos de intervención:
A) Prevención coraza rígida en sistemas humanos esenciales: Crianza ecológica Se trata de prevenir la formación de las Estructuras actuales: psicótica (distrés pre y post natal) ausencias de objeto primitivo) fronteriza (represión-castración oral traumática, distrés post natal) y neurótica (represión anal y castración genital distrés psicosocial) y poner medios adecuados desde la vida intrauterina hasta la adolescencia para que el mamífero-ser humano desarrolle sus potencialidades humanas de forma autorregulada, en atmósferas ecológicas (respeto del propio ritmo, amor instintivo, cuidado, protección,alimentación y hábitos ecológicos, límite e interacción con el otro y con la naturaleza, integración funcional psicosomática: viscero-límbico-cortical), es decir recuperar una Estructura Humana funcional y ecológica.
Para ello tenemos que aumentar conciencia y desarrollar intervenciones psicosociales en el sistema familiar y educativo aplicando las leyes generales de la ecología de sistemas a cada caso en particular, actuando de una forma coherente: respeto de ritmos, tener en cuenta las necesidades y posibilidades de todos los miembros del sistema, acompañar procesos, contener, apoyar, reforzar… Intervención individual psicocorporal, con la pareja y con el sistema familiar con medios sistémicos y caracteroanalíticos
B) Prevención “plaga emocional” (W.Reich,1940) en sistemas humanos complementarios: instituciones y colectivos sociales Descontaminar las atmósferas viciadas y saturadas de peste emocional de las instituciones y colectivos sociales, gestionar mejor sus recursos en base a la autogestión reconocimiento de las autoridades funcionales y del protagonismo de todos sus miembros. Aplicando el funcionalismo orgonómico y a través de herramientas caracteroanalíticas, psicocorporales y grupoanalíticas.